Martes por la mañana. Buenos Aires despierta con su pulso agitado, pero en una sala del Hospital Italiano todo se detiene. Allí, en el quirófano, una joven madre neuquina de 29 años le da pelea a la muerte con la fuerza de una provincia entera empujando por su vida. Alison Calfunao entró a las 8 de la mañana para recibir un trasplante de corazón. A las 11:45, la cirugía había terminado. Y había sido un éxito.
La noticia se expandió rápidamente por las redes y calles de Neuquén. La primera en confirmarlo fue la Comisión Vecinal del barrio Unión de Mayo, donde vive la familia de Alison. Con la voz quebrada y el corazón en la mano, anunciaron que el órgano que ahora late en el pecho de la joven también provendría de su tierra natal.
Sin embargo, el ministerio de Salud de la Provincia del Neuquén recordó enfáticamente que toda información referida a los procedimientos de donación y trasplante de órganos debe enmarcarse en los principios de confidencialidad establecidos por la Ley Nacional 27.447. La norma, en su artículo 4, garantiza a donantes y receptores el derecho a la intimidad, privacidad y confidencialidad. Solo si el propio individuo se manifiesta en forma pública, libre y voluntaria, puede darse a conocer su condición.
El ministerio y el CUCAI Neuquén, responsables de coordinar y liderar todos los procesos de donación y trasplante en la provincia, recordaron que actualmente hay más de 200 pacientes neuquinos en lista de espera y más de 7.300 en todo el país. La directora de CUCAI Neuquén, Sandra González, explicó que “CUCAI tiene la responsabilidad de trabajar por todos los pacientes a la hora de generar donantes, no solo para la provincia sino para el país”, y subrayó que la asignación de órganos se rige por criterios médicos, éticos, legales y técnicos —como grupo sanguíneo, compatibilidad, estado clínico, urgencia y regionalidad—.
Mientras tanto, en la sala del hospital, el cuerpo de Alison respondió con fuerza al nuevo corazón. Lo que se esperaba como una cirugía de hasta nueve horas finalizó en menos de cuatro. “Fue una operación rápida, con un corazón muy estable y un cuerpo que respondió muy bien”, informaron desde el entorno familiar.
Alison llegó a esta instancia después de que su vida diera un vuelco inesperado. La semana anterior ingresó a una clínica de la ciudad de Neuquén para una ligadura de trompas, pero durante la operación sufrió dos paros cardíacos. Desde ese momento fue trasladada en estado crítico a distintas instituciones de salud y finalmente derivada al Hospital Italiano en avión sanitario.
La evolución fue compleja. Su pierna izquierda debió ser amputada tras una complicación vascular. Sin embargo, el domingo previo al trasplante, por primera vez recuperó la conciencia y pudo ver a su familia. Al escuchar los audios de sus hijos, se quebró en llanto. La emoción fue tan profunda que los médicos debieron sedarla nuevamente.
Desde su barrio, Unión de Mayo, sus vecinos nunca la dejaron sola. Organizaron cadenas de oración, colectas y acompañaron día a día a su familia. Conmovieron a la provincia y al país con su amor y solidaridad.
Hoy, el corazón de Alison late. Late por ella. Por sus hijos. Por la esperanza de todos los que siguen creyendo en la fuerza de la vida y en el gesto generoso de donar.
La historia de Alison es una historia de fe, pero también de responsabilidad. Por eso, el ministerio de Salud solicita a los medios y a la ciudadanía abordar estos temas con la amorosidad que demanda la situación: conjugando empatía, cuidado genuino y compasión hacia todas las personas involucradas.
Porque cada trasplante involucra al menos a dos familias. Una que sufre una pérdida. Otra que recibe una segunda oportunidad.








