La madrugada del sábado en Añelo fue una postal cruda del colapso progresivo del sistema de salud pública en Neuquén. Una médica de guardia del hospital Rubén Bautista Artemio fue agredida físicamente cuando intentaba asistir, sola, a una paciente en crisis psiquiátrica. No hubo patrullero. No hubo acompañamiento. Y la denuncia recién se pudo presentar al día siguiente, porque tampoco había personal policial disponible.
La víctima fue la doctora Carola Reina, parte del equipo de guardia del hospital. Según denunció la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), el hecho ocurrió durante una salida de emergencia en ambulancia. Cuando llegaron al domicilio, no había presencia policial. La médica descendió sola del vehículo y, en medio del intento por asistir a la paciente, recibió un golpe en el rostro. La policía arribó después del ataque. La secuencia es simple y brutal: violencia en soledad, auxilio tardío y denuncia diferida.
La situación expuso, otra vez, el estado de vulnerabilidad en el que trabaja el personal de salud en zonas de crecimiento desbordado como Añelo, donde la explosión demográfica vinculada a Vaca Muerta no fue acompañada por políticas públicas proporcionales. ATE emitió un comunicado categórico: “Repudiamos enérgicamente la violencia verbal y física sufrida por la Dra. Reina Carola”, y exigió medidas urgentes al gobierno provincial.
Emergencia estructural
El sindicato puso sobre la mesa un diagnóstico que ya no sorprende: falta de recursos humanos, sobrecarga laboral, ausencia de seguridad y deterioro mental del personal. Entre los reclamos, insisten en activar una doble guardia para médicos y choferes, reforzar la vigilancia permanente en los hospitales, incorporar personal psicosocial en guardias pasivas y crear cargos en servicios descubiertos como obstetricia. También reclaman ecógrafos en guardias, mejoras edilicias y, clave en una localidad en expansión, viviendas institucionales para trabajadores de la salud.
La situación de la médica golpeada no es un hecho aislado, sino el síntoma de un sistema que viene arrastrando falencias profundas. Añelo, el epicentro de la industria hidrocarburífera no convencional en Argentina, crece a ritmo vertiginoso, pero los servicios básicos no acompañan. El hospital local funciona con recursos limitados y equipos mínimos. La seguridad depende, muchas veces, de la suerte.








