El momento que se vivía en la sala de sesiones del Concejo Deliberante era tenso el viernes pasado. Se esperaba conocer qué votaría la jueza Sofía Vallejos en cuanto a la culpabilidad o no de Juan Carlos Giannattasio frente a las acusaciones que se le hacían en el juicio político y cuando votó culpable se escucharon los aplausos de los simpatizantes del Frente y la Participación. La jueza los interrumpió y les dijo no hay nada para festejar, “acá perdemos todos”. Y es cierto.
Cuando un intendente debe salir antes de su función por casos de corrupción pierden todos los vecinos. Pierden porque durante todo este proceso el municipio está casi paralizado, más allá de que Giannattasio se empeñe en mostrarse como si trabajara normalmente. Pierde el vecino porque no hay obras, no hay servicios, no hay loteos, no hay espacios verdes.
Pierde la institución municipal en su conjunto porque ahora será menos creíble, menos confiable. Se pierden recursos porque habrá que realizar una nueva elección. No gana nadie.
Pero a veces es necesario frenar una gestión. Como esta que dedicó el 2015 a entregar fondos públicos a la empresa Rentaquen en forma indiscriminada. No es posible que los fondos que se generan en el ENIM, aquella lucha de todos los vecinos de Plaza Huincul y Cutral Co, terminen en manos inescrupulosas. Las visibles, como los dueños de Rentaquen, y las invisibles que cobran su parte en cada paso.
A nivel provincial se analiza si es bueno tener otra elección, que implica para el MPN y el FPN en este año electoral nacional, a quien le conviene y a quien no. Pero a Plaza Huincul no debería importarle el costo político sino cómo salir de las cenizas. Otra vez.
Por Cecilia Soberon