Plaza Huincul: Defensa Civil realizó donaciones a un vecino que perdió su techo durante el temporal

Un hombre que habita una vivienda precaria perdió lo poco que tenía

El sábado 17 de mayo, las ráfagas de viento azotaron con fuerza a Plaza Huincul. Alcanzaron los 95 kilómetros por hora, arrancaron árboles, volaron techos y dejaron al descubierto una realidad tantas veces ignorada: la vulnerabilidad extrema en la que viven muchas familias.

Uno de esos casos ocurrió en el barrio Altos del Sur. Allí, un hombre que habita una vivienda precaria perdió lo poco que tenía: el viento se llevó su techo. Cuando el frío se coló sin pedir permiso, también dejó al descubierto la ausencia estatal. Sin alimentos, sin frazadas, sin colchón. Solo. Hasta que llegaron ellos.

Fue el personal de Defensa Civil de Plaza Huincul quien asistió al vecino en medio de la emergencia. Y lo hizo de un modo que no figura en ningún protocolo oficial: con sus propios recursos, los trabajadores reunieron abrigo, comida y lo necesario para aliviar, al menos por unas horas, una situación de desamparo absoluto.

Este gesto, más que una anécdota, es una radiografía social. En una ciudad que se prepara para un invierno crudo, hay barrios donde el abrigo escasea y la asistencia no llega a tiempo. “Este invierno será particularmente riguroso, y la dirección recibe donaciones”, alertó la comisión barrial de Altos del Sur.

La historia tiene todos los ingredientes que suelen quedar fuera del discurso institucional: empleados públicos que responden desde la empatía, vecinos organizados ante la ausencia de respuestas, y una urgencia social que se enfrenta a las bajas temperaturas sin garantías mínimas.

Mientras los partes meteorológicos anticipan más días gélidos, el barrio Altos del Sur busca una respuesta que no sea sólo climática. Porque cuando el viento pasa, el frío se queda. Y con él, también, la desigualdad.

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