Con el paso de los años, muchos olvidaron a Gladys Gimenez Ortíz, una mujer que apareció en el yacimiento Lindero Atravesado, ultimada de tres balazos y abandonada en una picada.
Gladys vivía en Plaza Huincul, ejercía la prostitución pero no veía los beneficios. Estaba indocumentada, costó mucho establecer su identidad de manera formal, porque era paraguaya y no tenía documentación. Testigos aseguran que iba con sus clientes acompañada por dos guardaespaldas. Y a pesar de trabajar muchos años, seguía viviendo en una pieza miserable.
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Quería cambiar de vida, eso se supo durante el primer juicio. Los dos acusados, uno su pareja Jorge Giménez Cáceres y a Arnulfo Duarte (jefe de Cáceres), la habrían convencido de viajar a Neuquen para comprar un terreno en Cipolletti.
Y luego le habrían dado muerte. En el primer juicio los declararon inocentes pero luego de determinó que la sentencia fue arbitraria. Y se los acusó nuevamente por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego en calidad de coautores.