Un andar lento, una renguera marcada, la barba larga y la bolsa infaltable al hombro llena de harapos y bolsas plásticas. La espalda encorvada. Tal vez por el peso de la bolsa que constantemente carga. Pero también me hace pensar que el sentimiento de culpa, la tristeza profunda y la soledad, pesan tal vez más aún.
Su figura delgada y frágil, el pelo despeinado, la vestimenta rotosa y añeja, lo hace inconfundible en la ciudad. “Trapito”, así se lo conoce. Un personaje de Cutral Co. Deambulaba por las calles, sin rumbo, sin horarios, sin nadie que lo espere. Pienso que busca algo incansablemente, pero ¿qué? No lo sé.
Siempre solo. Esquivo a las miradas y a las preguntas de los vecinos. No dialoga con nadie. A muy pocos recibe algún alimento. Solo lo necesario para pasar la jornada diaria. Quienes desean ayudarlo han aprendido que lo mejor es preparar un paquetito y cuando lo divisan aproximándose, lo colocan en algún lugar estratégico para que pueda recogerlo. Así por años ha realizado estos recorridos por la ciudad. Creo que para él todos los días son iguales. Desde mi infancia lo recuerdo.
Me intriga, me entristece y me hace pensar ¿por qué vive así? ¿Por qué ha decidido renunciar al calor y la protección de un hogar? Le basta un lugarcito debajo de un puente, un terreno baldío o un descampado para pasar la noche calurosa del verano o los helados inviernos de la Patagonia.
He preguntado a muchos por el pasado de este hombre. Alguien me dijo: -Alberto se llama-.
Los datos no son exactos. Ronda los setenta y cinco años. Desde hace más de 40 su vida se transformó. ¿La razón? Una tragedia que se llevó a sus seres amados. Fue a partir de ese momento que perdió la razón. Yo creo que mucho más que eso. Renunció a todo bien material, a vivir con bienestar y con la compañía de otras personas. ¿Tan intenso ha sido el dolor vivido por este hombre? Imagino que si.
Camina, camina, camina a la deriva. Nunca ha dejado de andar. Tal vez espera. Pero ¿Qué espera? Lo miro con tristeza. ¿Qué esperás, Alberto?
Quizás reunirse en algún momento con sus seres queridos. ¿Siente culpa?
No lo sé. Por alguna razón a pesar de una vida tan dura, sigue vivo. Me vuelvo a preguntar. ¿Qué esperás Alberto?
Andrés, Alejandro y Miguel
Quienes desde pequeños vieron a “Trapito” deambular por la ciudad.
Escrita en 2019 por estudiantes del CEPI N° 1, pertenece al libro escrito y editado en 2019, “Historias neuquinas para imaginar, compartir y emocionarte”.