En esta semana se cumplieron 23 años de la aparición del cuerpo sin vida del soldado Carrasco, joven de Cutral Co que prestaba Servicio Militar Obligatorio en Zapala y fue torturado y asesinado por miembros del Ejército.
El hecho fue un escándalo a nivel nacional y se convirtió en una de las causas por las que el Servicio Militar Obligatorio se retiró de Argentina. Carrasco se incorporó al Grupo de Artillería 161 de Zapala el 3 de marzo de 1994 con 21 años de edad, pero tres días después fue reportado como desaparecido y considerado desertor, aunque su entorno tomaría conocimiento pocas semanas después cuando quisieron visitarlo en la Guarnición Militar.
Su familia descreyó de la información e impulsó una búsqueda en toda la provincia, hasta dar con el cuerpo sin vida de Carrasco un mes más tarde en el cuartel y trascendió que fue víctima de torturas y “bailes” (conocidos en la jerga de la colimba) que derivaron en su muerte.
Durante la búsqueda la Justicia Federal de Zapala extendió los plazos, pero una vez conocida la muerte y con el peso de la opinión pública, el Tribunal Oral Federal de Neuquén condenó en enero de 1996 al subteniente Ignacio Canevaro con 15 años de prisión; a los soldados Víctor Salazar y Cristian Suárez, a 10 años, y al sargento Carlos Sánchez a tres, por encubrimiento. Pero en el 2000 Súarez y Salazar recuperaron la libertad con el beneficio del dos por uno; y Canevaro estudió derecho en la cárcel y fue liberado en febrero de 2004, un año después se incorporó en un estudio jurídico en Capital Federal y publicó el libro “Atando clavos: Carrasco, el crimen perfecto” donde cuenta su versión de los hechos.
La instancia judicial contó además con otra causa denominada “Carrasco II” contra otros militares por encubrimiento, pero fue cerrada por la aplicación de la nueva ley de prescripciones antes de llegar al juicio oral.
Fuente Perfil.com
