En las últimas horas, la historia de Gabriela se ha vuelto viral, y la comunidad, fiel a su estilo solidario, no ha dudado en brindarle su apoyo. Gracias a la colaboración de todos, logró reunir fondos suficientes para someterse a una tomografía, buscando un nuevo diagnóstico de su situación de salud. La respuesta fue abrumadora, y el excedente de donaciones se destinó a un comedor comunitario, demostrando una vez más la unión y generosidad de la gente en Cutral y Plaza.
En Fernández Oro, la historia de Gabriela Cifuentes ha captado la atención de la comarca petrolera. Hace 13 años, esta mujer de 35 años y oriunda de Cutral Co tomó la decisión de establecerse en la zona, lejos de su lugar de origen.
“Gracias una vez más a todo mi querido Cutral y Plaza. El amor que he recibido es abrumador, con mensajes de personas clave en mi vida, como mi señorita de la primaria o mi preceptora. Es enorme el cariño, así que gracias”, expresó Gabriela emocionada.
A pesar de los desafíos en su salud, Gabriela se muestra fuerte y optimista. Hace tres años, superó un cáncer y, según ella, esa experiencia la ha fortalecido. “El poder luchar y salir adelante por mi hijo, por mi esposo, por todos los que están haciendo fuerza del otro lado, eso es lo que hoy me mantiene fuerte”, añadió.
Gabriela se enfrenta a limitaciones en el acceso a servicios de salud en Fernández Oro, lo que la obliga a trasladarse a Cipolletti, Neuquén o Roca para recibir tratamiento. A pesar de estas adversidades, no solo mantiene su fortaleza personal, sino que también ha canalizado su emprendimiento en un proyecto único.
El año pasado trabajó en radio, y recientemente ha lanzado una academia de conducción exclusiva para mujeres en la zona. La idea surgió de la necesidad de muchas mujeres en su comunidad que dependen de sus maridos para movilizarse. En un área rural como la suya, donde las distancias son largas y el acceso al transporte público es limitado, la academia brinda a las mujeres la libertad de aprender a manejar y desplazarse de manera independiente.
La historia de Gabriela Cifuentes es un testimonio de empoderamiento y solidaridad comunitaria. Su determinación para superar obstáculos y contribuir al bienestar de otras mujeres en su área demuestra que, incluso en medio de desafíos personales, hay espacio para la esperanza y la acción positiva.