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La ciudad de Buenos Aires guarda tesoros para los devotos de Ceferino Namuncurá

Un Ceferino Namuncurá, muy niño, llegó a Buenos Aires para instruirse en la escuela saleciana Pio IX. Había nacido en Chimpay y tras la derrota de su padre Manuel Namuncurá en manos de Julio Argentino Roca, su familia se encontraba en la miseria.

Con la promesa de que su estadía en Buenos Aires le permitiría mejorar la condición de su familia es que Ceferino comienza su vida que terminaría penosamente en Roma, víctima de la tuberculosis a la edad de 18 años.

Las tierras prometidas a los descendientes de Calfucurá nunca llegarían pero Ceferino igualmente siguió una vida dedicada al sacerdocio.

En la basílica de San Carlos y María Auxiliadora se encuentra un altar, construido hace poco tiempo para recordarlo. Allí los devotos pueden observar una imagen de Ceferino, vestido con indumentaria indígena. A su derecha hay un pequeño altar para Laura Vicuña.

A la izquierda hay una vitrina con algunos tesoros como un cofre con tierra de Chimpay que tenía Ceferino y un florero que, aseguran, él llenaba con flores cada vez que iba a quedarse en la casa de la familia capitalina que lo recibía los fines de semana.

La basílica es impresionante por su belleza y magnificencia. Fue construida desde 1904 e inaugurada un día antes del centenario de la patria, el 24 de mayo de 1910. Ese es el día de María Auxiliadora, que esté entronizada en un primer piso de esta basílica.

Imagen entronizada de María Auxiliadora

En la misma manzana pero por Yapeyú, hay una puerta por donde Ceferino ingresaba a la escuela junto con sus otros compañeros. Hay una foto que testimonia que Ceferino fue compañero de Carlos Gardel y que además le ganó un concurso de canto.

Florero que le gustaba a Ceferino, en la casa de Barracas

La guía turística de la ciudad de Buenos Aires (es una visita guiada gratuita) cuenta que un día Ceferino desató el caballo del lechero, lo montó a pelo y recorrió todo Almagro. Una versión es que se trató de una travesura, pero tal vez fue un deseo de regresar a su tierra.

Finalmente, en el frente de la escuela hay un cartel que indica que allí estudió y se entregó al sacerdocio el beato “Ceferino Namuncurá”. El señalamiento fue propiciado por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.

Desde las dependencias de turismo de todo el país crearon un camino de Ceferino por 15 localidades, que incluyen a San Ignacio donde están sus restos mortales.

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