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Despidos en la industria petrolera: la crisis no es pasajera sino profunda

A pocas horas del encuentro entre los sindicatos petroleros de la región, las empresas petroleras y el gobierno, conviene realizar algunas reflexiones sobre el futuro laboral en Vaca Muerta.

Lejos están aquellos días en los que parecía que no alcanzaba toda la mano de obra disponible para cubrir los puestos de trabajo que generaba la industria.

La crisis se profundizó con el congelamiento del barril durante el gobierno de Mauricio Macri pero existía antes.

Se habla de casi 2000 despidos y, tal vez, no se ha tomado total dimensión de lo que ello implica. En estos días recordaba que los despidos durante la privatización de YPF en los 90 generó entre 4000 y 4500 despidos. Ahora se habla de la mitad.

Los números, siempre positivos, que muestra el gobierno provincial sobre desocupación están en peligro. La situación es grave. No parecemos tomar conciencia, pero es grave.

Dicho esto, hay temas más profundos aunque tal vez no tan urgentes, relacionados con el mercado laboral petrolero.

Los cambios en las condiciones de trabajo en la industria llegaron para quedarse. Y van más allá de lo que ocurra con la reunión cumbre de este lunes en Buenos Aires.

El Sindicato de Petroleros será un protagonista clave, porque mucho de su poderío está en discusión. Las empresas quieren bajar costos y la masa salarial siempre es una carga importante. Pero el sindicato ya adelantó que no aceptará cambios en el convenio colectivo.

No obstante, Guillermo Pereyra mencionó que existe una herramienta de contratación que podría bajar los costos y es el “contrato a plazo”. Las empresas ya lo están utilizando pero, a criterio de Pereyra, en forma ilegal.

Este tipo de contrato es por un trabajo determinado y no implica la continuidad laboral, algo que hasta ahora el sindicato ha sostenido a capa y espada. Una empresa podría contratar a trabajadores por seis, siete, ocho meses y después darlos de baja.

¡Qué lejos queda esa época en la que se entraba en YPF para jubilarse ahí!

El caso es que los jóvenes trabajadores petroleros ya no son como “los viejos” de YPF.

Ahora terminar en un empleo y tomar otro no es una desgracia para nadie. Siempre que haya disponibilidad de trabajo y la rueda siga girando. Es habitual que un trabajador, aun cuando está contento con su empresa, siempre esté atento a ver si encuentra algo mejor.



Y además, no sólo el dinero es un factor de elección. Las familias desarraigadas que generan los diagramas petroleros (catorce días en el campo por siete en casa) es un obstáculo porque son muchos los hombres que prefieren llegar a su casa todos los días.

Otro factor es la manera en que se ingresa a una empresa. Por muchos años el sindicato era la única opción, pero ahora existen otras. Lo que ocurre es que están accesibles sólo en el caso de que el aspirante tenga capacitación para el puesto. Y la búsqueda se realiza en las bases de datos que tienen en las empresas en sus sitios web y redes sociales. El sindicato pierde “fidelidad” cuando el ingreso es independiente.

Todo está cambiando en el mercado laboral petrolero, y los cambios generan crisis. Y las crisis generan conflictos. Habrá que esperar que tan graves son.

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