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Despojada de cargas, Gladys transformó el Camino de Santiago en una experiencia de vida

Pero nos centramos especialmente en la experiencia de hacer el “Camino de Santiago”, una travesía de 334 kilómetros, que transitó sola en principio, y luego acompañada por otros viajeros de diferentes lugares que también eligen hacerlo. El punto de partida fue Oviedo, en España.

Esto nos contó Gladys:

Elegí hacer el camino de Santiago, buscando encontrar aventura, solidaridad, hospitalidad y libertad entre otras cosas”, cuenta. Esta profesora de Educación Física, que se desempeñó en las escuelas primarias y medias de la comarca petrolera, decidió trasladarse hasta el viejo continente para hacer esta travesía.

Cuando llegó a España se dedicó a realizar esta interesante experiencia que se recorre a pie. Son varios los “caminos” pero ella optó por el “Primitivo”.Elegí el camino Primitivo en especial, frente a otras rutas Jacobeas, por su naturaleza y vegetación. Es un camino donde se atraviesa la Cordillera Cantábrica, mucho menos elevada que la nuestra pero con un interesante desnivel dividido en 13 etapas”, describió.

Agregó que también lo eligió por “su tranquilidad en esta época del año ya que solo éramos entre 15 o 20 personas, recorriendo el camino en esos días, en comparación con el camino francés que es muy popular y lo recorren cientos de peregrinos”. Lo prefirió por “su originalidad, contenido histórico y antropológico.

“Este camino me lo recomendó un profesor madrileño que vivió el año pasado en Neuquén, amante de la historia española y de las historias de este camino en particular”.

– ¿Qué es el camino de Santiago?

“El camino Primitivo es el punto de partida para descubrir la senda del primer Camino conocido, el que tomó Alfonso II el Casto, en el siglo IX para visitar la recién descubierta tumba del Apóstol Santiago. El itinerario actual reproduce fielmente al original, partiendo desde Oviedo y atravesando Asturias por todo los concejos de su occidente: Las Regueras, Grado, Salas, Tineo, Pola de Allande y Grandas de Salime. A partir de éste último, los pasos entran en Lugo por el Puerto Acebo y enlazan con el camino Francés en Palas de Rei, donde tan sólo quedan dos jornadas para llegar hasta la Plaza del Obradoiro”.

En esta travesía, Gladys cuenta que “las zonas más boscosas y difíciles del recorrido son perfectamente transitables por unos caminos que se han limpiado y que el paso del ganado se encarga día a día de marcar. Además, evita casi siempre el monótono asfalto y le confiere un carácter especial”.

¿ Por qué te decidiste a hacer esta travesía?

“Es que amo la actividad física al aire libre. Me encantan los desafíos conmigo misma, hacer 334 kilómetros era para mí es un gran logro personal”.

¿ Cuántos días demandó la travesía y cómo te preparaste para hacerlo?

“Me llevó 13 días respetando las etapas que me proponían las guías ya que empecé sola el camino. Me preparó mi profesión, el grupo Patalarrastra del que aprendí mucho sobre montaña, el grupo VO dos Max, donde trabajé y con el que participé varias carreras de montaña. Mis amigos de aventura en la montaña que son muchos para nombrarlos pero recorrimos juntos senderos y refugios. Es decir me preparó Plaza Huincul y Cutral Co con su gente y sus bardas”.

Con la experiencia aprendí a no llevar nada sobre mi espalda que no sea absolutamente necesario para el camino y la transferencia simbólica de lo que ésto significa para recorrer el gran camino que es la vida misma”. “A elegir lo que verdaderamente tiene valor, que son pocas cosas, y a descartar todo lo superfluo”.

¿Qué fue lo mejor de esta experiencia?

“Lo más lindo del Camino es la gente que te encontras. Todo empieza con un .. ¿de dónde eres? …¿como te llamas? . Disfrutar de su compañía mientras dure porque a la mayoría jamás la volveré a ver. Valorar cada instante de su buena compañía”.

“Compartir el conocimiento previo y respetar las recomendaciones y sugerencias de los pobladores. Degustar la gastronomía típica de Galicia y Asturias que también cuenta su historia. Disfrutar cada paso, cada etapa, cada encuentro y cada desencuentro porque todo es un aprendizaje”.

Gladys, cuando llegó a Santiago de Compostela, hacía ya un mes que estaba en el viajo continente. Antes de pisar suelo español, recorrió algo de Francia y Suiza. Una vez que concluyó la travesía, se trasladó a Madrid. Pero todavía le resta mucho por recorrer y conocer porque tiene prevista la vuelta recién para fines de enero.

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