El relato de un banderillero de la obra en ruta 22 estremece, porque cada vez son más frecuentes los siniestros entre los kilómetros 1305 y 1310, donde trabajan para elevar la calzada. “Varias veces tenemos que correr a la banquina porque no frenan” agregó.
La obra comenzó a mediados de 2017 y pese a que fue señalizada desde un principio, los números de choques, vuelcos y despistes fueron en aumento. Entre enero y febrero se registraron cuatro siniestros de magnitud con heridos y animales muertos, pero lo más preocupante es que los conductores se resisten a bajar la velocidad y el peligro para los obreros del sector es constante.
“Es todo el día igual, vienen a 140 cuando hay carteles que la máxima es de 60 o 40 kilómetros por hora. Ayer un camión casi me pisa los pies, a veces tenemos que salir corriendo a la banquina porque aunque hagas señas con la bandera los autos no frenan, y si frenan se chocan” relató uno de los banderilleros que trabaja sobre el kilómetro 1307, escenario de la parte principal de la obra para elevar la ruta. Allí el movimiento de camiones y máquinas viales es permanente y el estado del asfalto no ayuda.
En total son poco más de 5 kilómetros entre Plaza Huincul y Challaco los que obligan a reducir la velocidad. La señalización está, pero sólo resta el compromiso de los automovilistas para garantizar la seguridad de todos.