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“Detrás de un pibe chorro hay muchas cosas que están mal”

foto de archivo

El debate por  bajar la edad de imputabilidad de los menores se enciende cada vez que un adolescente protagoniza o se ve involucrado en un delito violento. El recuerdo de la muerte del médico Farías Rojas encendió otra vez la chispa y la fiscal Marisa Czajka, que intervino en aquel caso hace 6 años remarcó que el problema es “de legislación” aunque reconoció que “detrás del pibe chorro hay muchas cosas que están mal”.

Para comenzar es necesario comprender que la Ley 22.278 que regula el Régimen Penal de la Minoridad establece en su artículo 1 que: “No es punible el menor que no haya cumplido dieciséis (16) años de edad. Tampoco lo es el que no haya cumplido dieciocho (18) años, respecto de delitos de acción privada o reprimidos con privación de la libertad que no exceda de dos (2) años, con multa o con inhabilitación…”. Ello quiere decir que los menores de 16 años directamente no son juzgado.

El debate es ¿debe bajarse la edad en que los jóvenes/niños son juzgados o mantener la edad pero exigir al Estado que tome acciones ante un caso en el que un menor de 16 años cometa un delito?

En el homicidio del médico Farías Rojas los agresores fueron dos jóvenes de 16 y 13 años. El mayor, Molina, se adjudicó la responsabilidad y fue juzgado y obligado a realizar un tratamiento psicológico. Si bien nunca dejó la actividad delictiva, nunca volvió a participar de un homicidio. El que tenía 13 y todavía era un alumno de escuela primaria, “Polaco” Barría, quedó exento por su edad, “porque para la ley si sos menor de 16, no importa el delito que cometas, sos considerado una persona insana” señaló Czajka que confesó que este caso en particular “marcó” su carrera como fiscal. No se lo podía juzgar y nada se hizo para ayudarlo, no hubo tratamiento psicológico, no se trabajó socialmente con su familia, nada.

Con la aplicación de la ley que defiende sus derechos, ese niño de 13 años hoy cumple una condena por 9 años de prisión en una pena que incluye delitos cometidos desde su adolescencia hasta el pasado mes abril, ya con 19 años, cuando fue capturado tras asaltar a una persona en la zona oeste de la capital neuquina, mientras permanecía en calidad de prófugo.

El hecho de contar con menores reincidentes es el que llevó a la fiscal a señalar que “el problema de fondo con el tratamiento de los menores es la legislación vigente”, aunque no ahondó en detalles respecto a una posible reestructuración. Y es que es un tema muy sensible, ya que es poco probable que el actual sistema penal pueda lograr la resocialización de un chico de 13, 14 o 15 años.

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