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20 años después. ¿La Pueblada nos hizo bien o mal?

Foto de archivo- Pueblada de 1996

El fenómeno social y político que vivieron Cutral Co y Plaza Huincul fue un punto de inflexión histórico. Habrá un antes y un después, de eso no hay dudas pero tras dos décadas puede reflexionarse sobre las consecuencias que tuvo.

Los protagonistas están seguros que las secuelas de la Pueblada fueron beneficiosas, pero hay muchos detractores también. Cualquier análisis debe comenzar por el contexto. La primera consecuencia fue la sobrevivencia. Todavía resuenan en los oídos de los cutralquenses y huinculenses (los nyc y los que eligieron quedarse) las palabras de Elías Sapag (h): “¿Por qué no se van a vivir a otro lado?”.

Sin trabajo, sin gas y sin energía, sin alimentos, ¿por qué no se van a vivir a otro lado? Esa fue la primera rebeldía, los que tenían donde irse se fueron y los que no tenían donde ir se quedaron. Porque este era su lugar y se negaron a buscar otro. Y exigieron una solución, que debía se provisoria pero que sirvió para la supervivencia. “El plan de empleo era la vida”, dijo Ramón Rioseco en la entrevista con Cutral Co al Instante. Los miserables 150 pesos/ dólares permitían la subsistencia, la comida de todos los días. Así que lo primero que dejó la pueblada fue sortear el destierro.

Lo segundo que dejó fue el respeto de parte de las autoridades. Aunque muchas veces se sobreestima, siempre que hay problemas en Cutral Co se trata de solucionar desde el gobierno. Nadie quiere otra pueblada. Y está El Mangrullo, arrancado de las arcas provinciales a fuerza de prender cubiertas. Eso también es histórico, cada vez que otros municipios quieren un yacimiento o quieren apropiarse de lo que es de Cutral Co y Plaza Huincul, “los piqueteros” muestran las garras y allí termina todo. “Que se lo ganen con su propia pueblada”, dicen enseguida.

Pero cada moneda tiene dos caras. Cuando los subsidios eran “la vida” se justificaban, pero luego se transformaron en conformismo, en falta de ambición, en precariedad laboral. Es vivir del Estado, colgados de una mínima subsistencia. Ya no es sobrevivencia.

Y el respeto ganado en la ruta ahora también es discriminación, porque cada cutralquense y huinculense debe demostrar que no es “quilombero”, que  va a trabajar sin protestar. O decir que vive en Añelo o Rincón de los Sauces.

Y está El Mangrullo. Ha generado millones y millones de dólares (que se hicieron pesos en el mayor defalco al pueblo) y luego de más pesos y más pesos. Pero los puestos de trabajo que se generan no son tantos y ahora esos millones son parte de los gastos corrientes de los municipios. Justo lo que no se quería. ¿Estuvo bien o mal? Quien podría decirlo, tal vez haga falta pensarlo más adelante.

Cecilia Soberon

Créditos

Fotos del archivo de La Mañana Neuquen- Río Negro- Leonardo Petricio- Claudio Espinoza

Archivo Canal 2 Comunicaciones. Notas de Liliana García Costa y Jorge Gimenez. Imágenes de Roberto Álvarez, Enrique Taboada, Horacio Dotta y José Luis López

Este informe fue realizado por:

Martín Soberon (imágenes)

Piero Di Lena- Cecilia Soberón (notas)

Oscar Cevasco (Edición)

 

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